“Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte
queda diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para
qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar” (Galeano, E), tremenda cita
que me parece perfecta para comenzar esta entrada.
Realmente no voy a comentar
el texto que Almudena hizo que nos leyéramos porque éste fue solo un pretexto
para hacernos y enseñarnos cómo tenemos que hablar en público. Algo que como la
cita de Galeano a ella le parece una utopía porque observa en nosotros cierto
recelo a hablar, cuanto más si es a toda la clase.
Lo primero que debemos hacer
es relajarnos y tener en nuestra mente que si nos hemos preparado la exposición
nada tiene por qué salir mal. El público que nos escucha no es nuestro enemigo,
al contrario, debemos considerarlo amigo.
Nada mejor que sacar a un par
de compañeros, hacerlos actuar literalmente y que a todos se nos dibuje una
sonrisa en la cara. Es eso lo que tenemos que hacer, actuar. Nuestro trabajo
girará en torno a eso, ya sea para convencer a alguien de que nuestro programa
educativo es de vital importancia y por tanto esencial su puesta en marcha,
como “pelearnos” con una familia para convencerla de que debe dejar que su hijo
menor asista a la escuela y no esté como un esclavo trabajando horas y horas en
la tienda de “todo a cien” de sus padres asiáticos.
Tenemos que saber modelar
nuestra voz, movernos de forma adecuada para que no resulte intimidatoria ni
violenta para la persona a la que nos estamos dirigiendo. Se me viene a la
memoria la actuación de aquel profesor que trabaja con sus alumnos con un
modelo de enseñanza humanista, que sabe perfectamente cómo resolver un
conflicto que ha surgido entre dos de sus alumnos más mayores.
Él es un maestro en eso,
controla cualquier problema que se le presenta y eso es lo que debemos hacer
nosotros como educadores sociales.
Otro buen ejemplo de
actuación ante un grupo de personas es la que se nos muestra en la película de
“Diarios de la calle”
Como ella, tenemos que
comunicarnos con las personas, saber “entrar en sus cabezas”, conocer sus
problemas y necesidades, y lo más importante ayudarlos en lo que necesiten. Por eso debemos saber movernos adecuadamente y saber hablar bien en un tono de voz adecuado.
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